Fotografía: Alejandro Latorre Barranco.
ajenas al roce de los días en nuestra piel y sordos ante tanto quebranto
permanecemos ciegos de rabia e impotencia ante una realidad que nos desborda
Sin poder, sin saber intervenir, sin tener voz suficiente para cambiar lo que no nos gusta
asistimos cada día a la vista de muchos acontecimientos ante los que nos sentimos impotentes.
Como asomados a un balcón privilegiado
que parece dominar la óptica de todo cuanto nos importa y nos es familiar
asistimos impávidos ante el saqueo que, en nombre de la codicia, sí,
disfrazada de transformaciones sociales necesarias "dadas las circunstancias"
suceden ante nuestros ojos entre eufemismos y excusas cainitas.
Y, como el perfil de esa vieja ciudad de la imagen,
aceptamos como podemos las imposiciones de quien crea su propia sombra
y cosecha el fruto de nuestros esfuerzos ante nuestra ya triste y sombría mirada
entre resignados con nuestro destino y retadores ante un desenlace infeliz para todos
Esa imagen gris, borrosa en la distancia, es lo que hoy podemos ver de todo cuanto soñamos algún día.
La codicia, la envidia, la sinrazón... El mal siempre acaba venciendo al bien. Tiene más medios. Magnífica reflexión.
ResponderEliminarNos superan tamañas injusticias, nos sentimos impotentes y peligramos con el sufrimiento de aceptar anestesiarnos hasta llegar a observar el horizonte como el fondo de tu preciosa imagen de nuestra antigua ciudad.
ResponderEliminarBesos.